Connecting Point

Connecting Point: July 27, 2025

When we pray the Our Father, we willingly say, “Thy Kingdom come, Thy will be done.” Yet so often, when we pray, our focus drifts to what we want instead of what God wants for us and from us.

Years ago, a friend told me: “Pray…but, more importantly, be brave enough to listen.” It is in the silence of our hearts, when we truly listen, that we begin to hear the Lord calling us to something more.

When we pray, we are invited to align our thoughts, wants, and desires with the Lord’s will. If our prayer is only me-focused (and not we-focused), then it may not yet be centered on God’s will for our life.

This weekend’s readings overflow with powerful images of prayer:

  • In the first reading from Genesis, Abraham pleads with God not to destroy Sodom and Gomorrah, trusting that there must be goodness in some of the inhabitants.
  • In Psalm 138, we proclaim with confidence: “Lord, on the day I called for help, you answered me.”
  • And in today’s Gospel from Luke, we are urged to keep asking, seeking, and knocking—because our God listens and responds.

This is how prayer works: not as a list of demands, but as a living relationship with the One who loves us. It is in prayer—when we ask, listen, and align ourselves with God’s will—that His Kingdom truly comes alive in us.

Cuando rezamos el Padrenuestro decimos voluntariamente: “Venga tu Reino, hágase tu voluntad”.

Sin embargo, muy a menudo, cuando oramos, nuestra atención se desvía hacia lo que queremos en lugar de hacia lo que Dios quiere para nosotros y de nosotros.

Hace años, un amigo me dijo: “Ora… pero, más importante aún, ten el valor de escuchar”.

Es en el silencio de nuestro corazón, cuando realmente escuchamos, que comenzamos a oír al Señor llamándonos a algo más.

Al orar, se nos invita a alinear nuestros pensamientos, deseos y anhelos con la voluntad del Señor. Si nuestra oración se centra solo en mí y no en nosotros, es posible que aún no esté centrada en la voluntad de Dios para nuestra vida.

Las lecturas de este fin de semana están repletas de poderosas imágenes de oración:

  • En la primera lectura del Génesis, Abraham le ruega a Dios que no destruya Sodoma y Gomorra, confiando en que debe haber bondad en algunas de las personas de esas ciudades.
  • En el Salmo 138 proclamamos con confianza: “Señor, el día que te invoqué, me respondiste”.
  • Y en el Evangelio de hoy de Lucas, se nos insta a seguir pidiendo, a seguir buscando, a seguir llamando, porque nuestro Dios escucha y responde.

Así funciona la oración: no como una lista de exigencias, sino como una relación viva con Aquel que nos ama. Es en la oración, cuando pedimos, escuchamos y nos alineamos con la voluntad de Dios, que su Reino verdaderamente cobra vida en nosotros.